A las -casi- dos de la mañana os cuelgo la tercera viñeta de la historia de Nadia. Y de esas me voy a dormir, si es que puedo porque solo a mí se me ocurre pegarme un empacho a golosinas -que normalmente no me sientan tan mal, vamos- por culpa de un dichoso enamoramiento. Pero vamos, que a lo que voy es lo que traigo aquí
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